jueves, 14 de octubre de 2010

Un robot aprende a base del dolor humano


En Eslovenia se está llevando a cabo un experimento que, sin duda alguna, haría que el gran Isaac Asimov se removiese en su tumba. Parece una exageración, pero es que un poderoso robot ha estado infringiendo daño a un ser humano. El motivo, sin embargo, calmaría a este gran escritor de ciencia ficción, ya que se está haciendo, precisamente, para que en el futuro pueda obedecer más fielmente a lo que vendría a ser la Primera Ley de la robótica de Asimov. La explicación detallada, como de costumbre, tras el salto.


Un robot no puede hacer daño a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño.”

Esta es la Primera Ley de la robótica de Asimov. No obstante, no estamos en su mundo, y aunque es probable que algún día haga falta incorporar algo así a la programación de máquinas móviles, aún no hemos alcanzado tal nivel.

¿O sí? Este robot está causando un dolor que va desde ligeras molestias hasta daño intolerable. Borut Povše, de la Universidad de Ljubljana, es el encargado de esta curiosa investigación. Él mismo lo ha probado antes de utilizar a voluntarios, para asegurarse de que el dolor no llegaba a ser excesivo. Para los golpes (sí, es dolor a base de golpes) excesivamente fuertes, se utiliza un brazo artificial.

Según Povše:
“Incluso los robots con las leyes de Asimov podrían chocar contra la gente. Estamos intentando estar seguros de que cuando lo hagan, la colisión no sea demasiado poderosa. Estamos dando los primeros pasos para definir los límites de la velocidad y la aceleración de los robots, y el tamaño y forma ideal de las herramientas que usan, de manera que puedan interactuar de forma segura con los humanos.”

Calibrando el dolor producido según qué movimientos, el robot aprende a moverse de forma más segura para el ser humano. Ya sabéis, fallar para aprender.
Povše ha presentado su trabajo en la conferencia Sistemas, Hombre y Cibernética, de la IEEE, que se ha celebrado esta semana en Estambul, Turquía.

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