La serie G de Logitech está llena de referencias que son la debilidad de los jugadores. El G13, lanzado recientemente, es un concepto novedoso: un cruce entre teclado, del que se ha sacado lo superfluo, y de un joystick minimalista. Con veintidós teclas, accesos directos, el mini joystick y su extraña forma ergonómica, el Logitech G13 tiene la intención de revolucionar en profundidad la forma de jugar.
Antes de la satisfacción, el acostumbramiento al G13 no es sencillo. En primer lugar, hay que configurarlo. Para esto, hay que instalar todos los drivers necesarios. El dispositivos dispone de muchísimas funciones y no todas son útiles. Si no hacen estos pasos previos, el G13 y sus drivers te anexarán cerca de 95 MB de memoria.
Afortunadamente, si bien la optimización de los drivers no es el fuerte de Logitech, el panel de de configuración está muy bien diseñado y es claro. Por esta razón, podrás cambiar los parámetros sin problemas. Ya que, si las teclas de dirección son generalmente adecuadas para todos los juegos, otras dieciocho teclas tienen que ser configuradas.
En lo que respecta a la ergonomía, tendrás que pasar por una pequeña curva de aprendizaje. Aunque esté muy cómodamente instalada, tu mano no se encontrará en su posición habitual. Sin embargo, después de algunas horas de juego, apreciarás la ergonomía de este G13.
Para marcar la diferencia entre los perfiles creados, la retroiluminación cambia de color: azul, rojo, verde, etc. Una retroiluminación muy útil en la noche, que sin embargo es posible desactivar. Las flecas direccionales (G4, 10,11 y 12) son ligeramente curvas, y es posible reparar en ellas rápidamente, incluso en la oscuridad.
Por último, la pantalla LCD que encabeza a este G13 da acceso a la información, dependiendo de la configuración, sobre el juego actual o sobre el mundo exterior, a través de RSS.
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