La tecnología está basada en dispositivos ya existentes capaces de rastrear la ubicación de un niño, pero el nuevo aparato además realiza un seguimiento de lo que el niño está viendo, e incluso de su pulso. Si el pulso de un niño es más rápido que de costumbre, se toma una foto de lo que ve y se alerta a los padres por correo electrónico.
Los fabricantes de dispositivo, un equipo dirigido por Seung-Hee Lee en la Universidad de Tsukuba, afirman que los cuidadores podrían utilizarlo, por ejemplo, para identificar el acoso. También podría desvelar si un niño es separado de otros niños con dispositivos similares durante un tramo determinado de tiempo. Un sitio Web protegido por contraseña permite a los padres acceder a un registro de actividad y de fotos tomadas durante el día.
Durante el ensayo, 10 niños de edades comprendidas entre 2 y 6 años llevarán puesto el dispositivo de 97 gramos durante unas horas a la semana. Además de una cámara, el dispositivo lleva incorporado un acelerómetro con giroscopio, un receptor GPS y una brújula digital. El monitor cardíaco se encuentra bajo de la ropa.
Para minimizar los posibles efectos de la exposición a las ondas electromagnéticas, las unidades han sido configuradas para emitir señales que apenas suponen una centésima parte de lo que emite un teléfono móvil normal.
Actualmente, la fabricación de cada cada aparato cuesta unos 100.000 yenes. Pero con sensores más baratos, el equipo pretende fabricar los dispositivos por la mitad de ese precio. Lee cree que el dispositivo se podría utilizar también para el cuidado de personas con demencia.
Está prevista la realización de futuros experimentos con escolares de 6 a 11 años de edad en Japón, con un micrófono adicional que puede recoger y almacenar las conversaciones del usuario.
Kenji Kiyonaga, que investiga la seguridad infantil en la Universidad de Mujeres de Japón en Tama, Kawasaki, afirma que la tecnología es intrusiva, pero que en Japón sería tolerable, al menos en un futuro próximo. "Las normas de privacidad aquí son bajas", señala. "En los EE.UU. o Europa habría mucha más controversia en torno a estos dispositivos de seguimiento para niños".
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