LG intenta volcarse a la tecnología 3D con esta pantalla de 47 pulgadas Full HD, bautizada "3D Cinema", porque incluye una tecnología propia que se acerca a la tecnología FRP (Film Patterned Retarder), utilizada en numerosas salas de cine.
Se trata, evidentemente, de 3D pasiva, ya que la pantalla está cubierta con un filtro polarizador y un film especial que evita que la imagen 3D pierda brillo y se vuelva pálida. Este televisor con retro-iluminación LED Edge también parece apto para los contenidos multimedia, con sus dos puertos USB, la certificación DLNA, un modo de 200 Hz, y características a priori eficaces que integran dos modos ISF y una conectividad completa.
Obviemos la referencia a la apariencia y a la delgadez del dispositivo, que ya son rasgos comunes de todas las pantallas LCD fabricadas en la actualidad.
Precisemos que se trata de una pantalla con retro iluminación LED Edge modulable, cuya conectividad está situada por completo en la parte trasera de la carcasa, donde se encuentra todo lo necesario para conectar lectores HD (decodificadores y dispositivos multimedia, dos puertos USB 2.0 y cuatro entradas HDMI 1.4). La utilización es agradable, la lectura es relativamente fluida, sin tiempo muerto y la interfaz de Media Player es eficiente. Lo único lamentable es que el equipo no integre Wi-Fi.
La imagen 2D no es extraordinaria. Se sitúa en la media, pero nada más. En modo estándar, sin ningún ajuste manual, la imagen 2D es bastante mediocre.
En cambio, la imagen 3D es un verdadero placer. Viene con dos pares de anteojos, livianos, cómodas, sin pilas ni baterías, sin electrónica. El dispositivo ofrece una imagen en 3D dinámica y con mucha precisión. En 3D pasiva, la definición se divide por dos, ya que cada ojo tiene derecho sólo a la mitad de las informaciones que constituyen una sola imagen. Pero, a buena distancia de la pantalla, la imagen 3D conserva una excelente definición.
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