Entre una D90 ya vieja y una D300 un poco cara, ha llegado la nueva Nikon D7000, una cámara réflex. Fotografiar con tecnología réflex implica, ante todo, poner el ojo en un visor. El de esta D7000 es un éxito, con una cobertura del 100% que permite un encuadre riguroso. Las cámaras de amplio formato son, a menudo, muy grandes y difíciles de manipular, pero esta D7000 tiene un tamaño perfecto, y es una de las mejores en su clase.
No tener que cambiar la tarjeta de memoria en plena actividad puede ser una ventaja decisiva en determinadas situaciones. Ésta es la razón por la que las cámaras profesionales, como la Canon EOS 1D Mark IV o la Nikon D3s, están equipadas con un doble emplazamiento para las tarjetas SD. Por eso es un punto positivo que Nikon haya pensado en lo mismo para su D7000.
Nikon se tomó su tiempo antes de pasar a las cámaras de 12 mega píxeles, pero la espera valió la pena: el nuevo sensor de 16 Mpix de esta D7000 marca una importante evolución. Se puede subir hasta 3200 ISO sin problemas, mientras que 6400 es el límite.
Menos eficiente que los equipos de Canon en lo que hace a los videos, Nikon demostró que hizo muchos progresos. Al filmar en 1080p (1920 x 1080 puntos en modo progresivo), esta D7000 captura muy bellas imágenes. Pero su enfoque automático (o autofocus) es demasiado lento en comparación con una videocámara o una Panasonic GH2.
Nada que decir por el lado de los negativos digitales (formato RAW): además de la excelente gestión del ruido digital, las imágenes son muy buenas, y la playa dinámica es extensa. En Jpeg, la función D-Lightning permite recuperar muchas imágenes perdidas en la sombras (aunque las fotos puedan ser apenas borrosas). Habrá que personalizar la configuración para lograr algunas imágenes más contrastadas.
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